Así estaba el Paseo antes de que pasaran "sus majestades" |
Desde que a las 19:00 horas sus majestades empezaban a recorrer las calles de la ciudad (muy bien utilizado el plural ya que son eso lo que recorre, dos calles) ya se preveía una tarde movidita. Entorno a las 20:00 horas, aquellos que nos habíamos dispuesto a ver las carrozas pasar por el centro nos dábamos cuenta de nuestro grave error; no se podía cruzar hacia al casco histórico, la cabalgata estaba en pleno Paseo. No se podía bajar hasta la Plaza de las Velas, las vallas, humanas y metálicas, lo impedían. No se podía cruzar hacia la zona de oliveros: aunque a medida que subías la rambla las vallas rojas se sustituían por cadenas de plástico, la idea de pelearte con una madre enfurecida a la que ya han empujado diez personas antes que tú para pasar no parecía una buena forma de acabar tan señaladas fechas.
No se entiende que el mismo recorrido que ha generado los últimos años no solo malestar entre todos los ciudadanos que han acudido a ver uno de los pocos actos festivo-culturales gratuitos que ofrece nuestro consistorio en estos días, sino también embotellamientos de tráfico en toda la ciudad para aquellos niños grandes que ya no disfrutan del pase de las carrozas, vuelva a repetirse sin ninguna modificación navidad tras navidad. Por no mencionar ya lo poco lucido del recorrido, que si bien antaño recorría las calles Jóse Artés de Arcos y Altamira, haciendo llegar a más sitios el espíritu navideño del que hace gala nuestro alcalde, ahora consiste en recorrer anchas avenidas como si de una gran ciudad se tratase la nuestra.
Hoy más que nunca, caramelazo a Comendador. Pero no con las gominolas de años anteriores, no: con los caramelos duros que este año han vuelto a llenar aceras y algún paraguas.
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