domingo, 15 de marzo de 2015

Trabajo Social, la imprescindible herramienta de cambio

En la Asamblea Mundial en Salvador de Bahía (Brasil) celebrada en 2008, miembros de la Federación Internacional de Trabajadores/as Sociales decidieron fijar por unanimidad una jornada para la celebración del Día de Trabajo Social, estableciéndose el tercer martes del mes de marzo de cada año. La fecha intenta poner de relieve la labor que ejercen los y las profesionales y su contribución a la consecución de esa justicia social que tan en entredicho está en el mundo en general y en nuestro país en particular.

No corren buenos tiempos para el Trabajo Social, y no exclusivamente por la crisis económica en la que llevamos años sumergidos. Ya antes de que explotase la famosa burbuja inmobiliaria, lo social estaba en una situación complicada; leyes anticuadas, procedimientos obsoletos, excesiva burocratización y falta continua de presupuesto son solo algunos de los palos que han paralizado durante décadas las ruedas del cambio, del cambio social.

La convocatoria anticipada de elecciones en Andalucía no ha ayudado a paliar esta situación: la ley andaluza de Servicios Sociales data de los ochenta, y los meses de trabajo empleados en la redacción de una ley que se ajuste a los tiempos que corren han quedado en standby con la disolución del Parlamento autonómico. Una vez más, con un “quizás más adelante” basta para que sigamos como estamos, y no es de extrañar. Ahora que estamos en campaña electoral, programa en mano las palabras Trabajo Social y Servicios Sociales parecen tabús, o incluso peor: aparecen pero no acompañadas de una sola propuesta que vaya encaminada a reestructurar el sistema público de atención, como mero reclamo.

Sin embargo, el Trabajo Social ha sido y sigue siendo hoy nuestro mejor salvavidas, la herramienta imprescindible de cambio social, pero solo se entiende esta denominación poniendo el foco de atención en la calidad humana de los y las profesionales. Han aguantado recortes de sueldo, reducciones de jornada, despidos, reducción drástica de recursos, y ahí siguen, intactos. Una compañera me explicaba hace unos meses que en el centro en el que trabaja, ante la imposibilidad de ofertar prestación o recurso alguno encaminado a mejorar la situación de los ciudadanos que acuden a reclamar ayuda, han decidido utilizar la escucha como recurso más potente, porque dejando hablar y escuchando, también estamos ayudando.

Los tiempos de las Asistentas Sociales acabaron hace años. Ante el panorama, el Trabajo Social ni ha permanecido ni va a permanecer inmóvil. Siempre ha estado del lado de quienes más lo necesitan, exigiendo derechos universales, atendiendo las necesidades y, cuando le han dejado, previniendo las problemáticas. Lo que queremos poner de relieve este 17 de marzo todas las personas que formamos parte de este mundo profesional o vamos camino de hacerlo, es que el Trabajo Social es algo imprescindible en cualquier estado democrático que aspire a la igualdad de todas las personas que cohabitan en él. Que sin el Trabajo Social, nuestra sociedad está encaminada a ser injusta y desigual.

viernes, 13 de marzo de 2015

Renuncia como candidato de Ganemos Almería

Antes de nada, debo empezar pidiendo disculpas a todas aquellas personas que el pasado sábado 7 de marzo confiaron en mi al votar en las primarias de Ganemos Almería. Es para esas personas para las que escribo estas palabras, ya que muchas habéis sabido que ayer anuncié mi renuncia a formar parte de esta candidatura y me habéis pedido una explicación, que voy a intentar daros sin intención alguna de ofender a quienes quieran permanecer en el proyecto.
Empecé a trabajar en este proyecto el pasado mes de julio, cuando todavía no tenía nombre. Siempre había participado en la esfera reivindicativa de nuestra ciudad en aquellos espacios en los que se luchaba por causas justas, pero nunca lo había hecho en una formación política por mi desconfianza en los partidos como herramientas de cambio. Al formularse Ganemos como un espacio de confluencia ciudadana, sin siglas políticas, y de ámbito municipalista, decidí dar un paso más; desde el principio me impliqué en la comisión de comunicación, gestionando prácticamente en soledad sus redes sociales y asumiendo una gran carga de trabajo que creía necesaria por un bien común. Nunca tuve intención de presentarme a primarias, pero cuando llegó el momento, fui animado por diferentes personas que admiro y respeto a hacerlo, y decidí volver a dar un paso.
Desde que se conocieron las candidaturas sabía que mi resultado no iba a ser demasiado prometedor teniendo en cuenta la gran trayectoria y preparación de varias de las personas que se presentaban, pero como no tenía ningún tipo de ansia electoralista no me preocupaba en absoluto. Sin embargo, durante la campaña electoral y el periodo de votación se produjeron diferentes hechos que no creo que debieran producirse en una formación de estas características.
Uno de estos hechos fue la injerencia de diferentes organizaciones de las que procedían algun@s candidat@s en el proceso de primarias, promocionando a través de redes sociales a est@s y enviando correos a sus afiliad@s y simpatizantes animando a votar por ellos. En mi opinión, en un proceso de confluencia ciudadana en el que los partidos quedan al margen, no cabe ningún tipo de injerencia en sus procesos internos que no sea para promocionar en condiciones de igualdad a las personas que se presentan. De lo contrario, estamos ante un proceso injusto y de resultados previsibles.
Otro de los hechos producidos fue la persecución a la que diferentes candidatos fuimos sometidos por, en la asamblea del pasado 25 de febrero, opinar que si no se garantizaba la colocación de mesas en varias zonas de la ciudad, se garantizase solo en una mesa centralizada y en la que la Junta Electoral de Ganemos Almería pudiera velar por la calidad democrática del proceso. Esta persecución se materializó en los comentarios vertidos en varias publicaciones personales en los que se me acusaba directamente a mi o a otras personas candidatas de no querer permitir la participación en los barrios, cuando lo que queríamos era velar por la realización de un proceso limpio y justo, que por desgracia no se pudo consumar.
Pero los hechos más graves a mi parecer y los que me llevan a tomar esta decisión son los producidos durante la propia jornada de votación, en la que varias personas candidatas utilizaron prácticas poco éticas para conseguir ocupar los primeros puestos de la lista. No pongo en duda la libertad de las personas que participaron el sábado en la votación ni su validez a participar en un proceso abierto a toda la ciudadanía, si no estas prácticas, que chocan frontalmente con cualquier discurso de empoderamiento ciudadano y nuevas formas de hacer política.
Tras lo anteriormente expuesto, me es imposible confiar en determinadas personas que forman parte de la candidatura de Ganemos Almería a las próximas municipales, por lo que expreso a la Junta Electoral de Ganemos Almería, a todas las personas que han trabajado muy duro durante estos 7 meses y a todas aquellas personas que depositaron su confianza en mí el pasado sábado mi decisión de dejar de formar parte de la lista a las municipales. Una vez más, pido disculpas a todas las personas que confiaron en mi y gastaron parte de su sábado votando en este proceso, y les pido que no dejen de confiar en que el cambio que necesita este mundo es totalmente posible, pero quizás con otras herramientas.

jueves, 5 de marzo de 2015

Participación, nuestro mejor salvavidas

Me presento a las primarias de Ganemos Almería, un movimiento de confluencia política y social, pero sobretodo ciudadana, que aspira a ganar las próximas municipales. No se preocupen, que no he venido a hablarles de mi candidatura, ni siquiera a pedirles que voten por mí; no me caracteriza esa forma de hacer política. Lo que si les voy a pedir es que participen. No en estas primarias, ni en las próximas andaluzas, si no que participen, siempre que puedan, porque la participación es nuestro mejor salvavidas.

Mucha gente se sorprendía estos días cuando la animaba a participar en nuestro particular proceso votando por sus candidaturas preferidas. No entendían unas primarias en las que se vota a personas para ordenarlas en una lista en base a como queden, con la correspondiente corrección de género. No entendían unas primarias en las que no se vote a un mandamás que semanas después imponga su consejo de sabios. Ni tampoco unas primarias en las que pueda votar cualquier persona que resida en la circunscripción electoral a la que se presentará ese partido meses después. Y es lógico.

Durante décadas, se nos ha inculcado un modelo de política que se identifica más bien poco con el término democracia. Los partidos se han limitado a preparar un plato combinado en sus oscuras cocinas para después vendérnoslo a precio de menú del día. Sin posibilidad de añadir o quitar ingredientes. O todo, o nada: ni listas abiertas, ni más personalismos que el de la cabeza de lista. Los packs vendidos como indivisibles.

Precisamente por eso, hace dos años me inscribí como simpatizante de EQUO y hace seis meses hice lo mismo en PODEMOS. ¿Se imaginan que todos los partidos políticos nos brindasen la posibilidad de participar en sus procesos internos? ¿De elegir quienes llevarán la voz de la ciudadanía a las instituciones? ¿De debatir una a una las propuestas que llevarán a cabo si llegan al poder? Pues estos partidos, con sus más y con sus menos, lo han hecho posible, asumiendo los resultados que la participación genera como garantía de éxito electoral, como un aval a la honestidad.

Pero aunque la participación en los procesos electorales está muy bien, nuestro compromiso debe de ir mucho más lejos. De la crisis que vivimos tenemos que aprender varias cosas, y una de ellas es que lo de delegar en un sobre nuestra soberanía es causa directa de que estemos como estamos. Y esto implica dejar esta forma de hacer que otros hagan política por nosotros en el pasado: o reclamamos la apertura de la participación ciudadana en las instituciones, leyes electorales más representativas y referéndums vinculantes para las cuestiones de gran calado, o seguiremos dando vueltas en el mismo bucle una y otra vez, cediendo nuestra soberanía a modo de carta blanca para que quien la asuma haga lo que le plazca.

Este sábado siete de marzo, desde las 9:00 de la mañana hasta las 20:00 horas, la ciudadanía almeriense mayor de dieciséis años está llamada a acudir a la Carpa Juan Goytisolo, junto al Puerto, y decidir a las personas que serán decisivas en el futuro de nuestra ciudad. Sin compromiso a votarnos en las municipales, sin exigencia de un pasado impecable. Personas votando a personas. Esa es la filosofía que hace de la nueva política un salvavidas en el que confiar.


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