Probablemente este trozo de madera, cuya devoción de muchos almerienses merece mi respeto total y que en ningún momento estoy tratando de menospreciar, lo haría mucho mejor que Comendador, más afanado en salir a diario en medios de comunicación locales o en su tarea de senador que en trabajar por y para la ciudad, dotándola de servicios públicos y organizando actividades culturales que den a los almerienses en tiempos de crisis alternativas de ocio que no sean previo-pago, a diferencia de la Escuela Municipal de Música o los gimnasios municipales que primero pagamos y después regalamos a empresas para su explotación.
Y es que esto es así desde que el mundo es mundo. Parece difícil imaginar un acto religioso de relevancia en el que no estén presentes los mediáticos concejales de la capital: desde la chicotá de no sé qué hermandad en semana santa hasta la misa de no sé qué importante obispo de la ciudad.
Yo no puedo evitar preguntarme, ¿Hasta qué punto tienen derecho estos señores de ligar el ayuntamiento de Almería, un ayuntamiento que pertenece a todos sus ciudadanos, a una confesión religiosa? Como agnóstico no puedo evitar sentir pudor cada vez que un político de esta ciudad se ajusta la corbata, pone cara de no haber roto un plato y disimula para que no se note que es consciente de la presencia de las cámaras. Muchos golpes de pecho y muchos valores cristianos que, al igual que la jerarquía religiosa, luego no demuestran en su labor de gestores públicos, en la que ponen más empeño en contentar a sus empresas amigas, mantener su tren de vida o cuadrar las cuentas que en promover el bienestar de la ciudadanía.
Lo peor es que fue aprobado en pleno por unanimidad, si, unanimidad, los 3 grupos votaron a favor...
ResponderEliminarSegún han comentado los concejales de Izquierda Unida esto no es del todo cierto: es cierto que se aprobó en un pleno por unanimidad, pero no en el pleno actual. Al parecer rescataron un pleno de 1972 para hacer efectiva esta condecoración.
Eliminar